Oficio: Talla en madera & Fuellero

La madera tallada está presente en puertas, techos, muebles, minbares y riads de todo Marruecos. Cada región tiene su propio estilo: Fez con motivos florales delicados, Marrakech con relieves geométricos profundos, Essaouira con diseños limpios y equilibrados. El aprendizaje es largo y exige precisión, paciencia y sensibilidad artística. Una pieza tallada a mano refleja una dedicación imposible de igualar por la producción industrial. Incorporar una obra de madera marroquí en la decoración es añadir historia viva y preservar un arte noble.

El proceso empieza seleccionando madera estable y bien seca. Luego se dibuja el diseño y se talla por etapas. Los cinceles rectos definen líneas principales; las gubias crean curvas y relieves; el mazo asegura profundidad controlada. Las sombras, simetrías y volúmenes se ajustan lentamente hasta lograr un diseño equilibrado. En los fuelles, la decoración tallada debe ser estética y funcional. Esta elaboración lenta produce piezas con carácter, armonía y la inconfundible huella del trabajo manual.

El cedro destaca por su aroma y durabilidad; la tuya por su veta espectacular; el limonero por su textura fina y clara. Los fuelles combinan madera tallada, cuero cosido a mano y remaches de latón, creando piezas resistentes y decorativas. Los acabados pueden ser aceitados, encerados o ligeramente patinados. Las variaciones naturales de la madera —nudos, vetas, cambios de tono— son parte de su autenticidad y hacen que cada pieza sea verdaderamente única.

Limpia las piezas de madera con un paño seco para evitar la acumulación de polvo. Una o dos veces al año, aplica aceite o cera natural para nutrir la superficie y preservar su brillo. Mantén los fuelles alejados de fuentes de humedad o calor excesivo, que pueden deformar la madera o dañar el cuero. Los elementos metálicos deben mantenerse secos para evitar oxidación. Con estos cuidados, la madera tallada envejece con elegancia, desarrollando una pátina rica y un carácter aún más profundo.